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¿Cómo ser una gran Mujer de Dios?… La respuesta es que ser una mujer de Dios es difícil pero no imposible, no es ser perfecta, es lograr aprender de tus imperfecciones, y poder lograr controlar las mismas, cada mujer tiene una batalla tanto emocional como espiritual, si queremos ser mujeres de Dios debemos aprender a controlar, batallar y vencer a diario esta batalla. Cada día que me levanto es una gran batalla, por mi estado de animo, por las situaciones en que vivo, por los problemas sin resolver, por las palabras negativas que a diario te dicen en la calle, en el trabajo, etc… Mi batalla no es entregarme a todo lo anterior, sino vencer el mal con el bien. “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. Romanos 12:21
Es difícil para una mujer organizar su tiempo, ayudar, ser auxiliadora, arreglar todo, trabajar, atender la familia, mantenerte bien arreglada, vigilar y cuidar de tu vida espiritual, servir en la iglesia, tener tiempo para todo, y aún así tener un buen carácter; es decir, controlar tus emociones, con tanto estrés, tantas cosas pendientes, tantas situaciones o problemas que se presentan a diario, es difícil, pero no imposible, la mujer de Dios logra esto y mucho más, ella no pierde el tiempo, ella organiza bien su vida, su familia, su trabajo, su casa y su tiempo con Dios, cada cosa tiene su lugar…

Si usted amiga quiere ser una mujer virtuosa, una verdadera mujer de Dios, empiece a renunciar a sus emociones, a sí misma, sino lo hace perderá tiempo en rabia, en tristeza, en depresión, desesperación, terminando así por desmayar en su fe, recuerde que para todo hay tiempo, “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Eclesiástes 3:1

La mujer que logra ser una mujer de Dios es tan valiosa que Dios la llama de mujer virtuosa, es tanto el valor de ella que sobrepasa el valor de las piedras preciosas, Dios desea de nosotras eso, que seamos virtuosa hasta en lo más pequeño que hagamos en nuestras vidas. Recuerda que dentro de nosotras el valor para lograr de nuestro mundo externo pueda cambiar.

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.